Cuatro años después de remover las fases previas del Festival de Eurovisión con «La revolución sexual«, Guille Milkyway se ha cobijado de nuevo en La Casa Azul para crear un disco «escapista» en el que alivia su tendencia al catastrofismo con melodías optimistas y sin prejuicios basadas en la música disco.
Resultado de ese aparente contrasentido entre melodía y contenido característico de La Casa Azul, se acaba de publicar «La polinesia meridional», el tercer disco de estudio de esta banda imaginaria, una «fantasía moldeable» creada por Guillem Vilella, su único miembro no virtual.
Se trata de un álbum que apuesta a partes iguales por la evasión y por el enfrentamiento con sus temores más arraigados, una paradoja presente en el título.
Redacción (Agencias)