Detalles minúsculos de insectos y plantas se convierten en obras de arte con técnicas de este siglo desarrolladas en los laboratorios para ampliar los horizontes de la naturaleza.
El macro extremo, como se conoce la nueva técnica que permite estos prodigios, nace hace menos de cuatro años en Alemania, donde un grupo de investigadores se interesó por observar en laboratorio la profundidad de los cristales minerales, pero en poco tiempo se la han apropiado los artistas.
En España, el fotógrafo y amante de la naturaleza Ángel Febrero es pionero en esta disciplina. Licenciado en Bellas Artes, él ve cómo el macro extremo le permite ver «miles de detalles que antes pasaban desapercibidos», como la lengua de una mosca, o la forma de una hoja de olivo. «Ahí está la magia de estas fotos», descubrir la belleza «micro» de la naturaleza.
El equipo básico necesario para obtener estas imágenes requiere una cámara réflex, carriles micrométricos, tubos de extensión y lentes especiales, «similares a las utilizadas en microscopios».
Redacción (Agencias)