Tiene algo James Morrison que invita a la empatía, ya sea su mezcla de pop y soul sin ínfulas, su personalidad cercana y sencilla de chico de barrio o ese aura de perro apaleado que apetece cobijar, especialmente al sector femenino, el más sonoro y evidente en su concierto de ayer por la noche en Madrid. El joven músico británico ha debutado este domingo en la madrileña sala La Riviera ante un aforo casi completo, a falta de unos poquitas entradas por vender de las 2.500 a disposición del público. Un espectáculo de hora y media de concierto, con un repertorio idéntico al de su show del sábado en la sala Razzmatazz Barcelona y éxitos como «Broken Strings» o «You Give Me Something«.
Entre un generalizado aplauso y silbidos de aprobación se ha presentado y se ha despedido uno de los jóvenes artistas que ha contribuido a revitalizar el género soul, sobre todo en Reino Unido, con una eficaz y accesible mezcla con el pop, que mece y convence sin duda a sus seguidores.
Llegaba a Madrid tras su fugaz visita del pasado mes de octubre a la capital española para promocionar su tercer disco, «The Awakening» (2011), un trabajo que, pese a la tibia recepción comercial, ha tenido una presencia más que destacada en el repertorio. Precisamente con uno de sus primeros temas, «Beautiful Life», ha dado comienzo la velada, pasados unos pocos minutos de las nueve de la noche, al que han seguido «This Boy», «In My Dreams» y «Say Something Now».
La sala, prácticamente llena, se ha visto inundada entonces del calor de su característica voz rasgada, que llena y potencia sus letras, digan lo que digan, dotándolas de un calado mayor del que probablemente tengan. Las mujeres han sido las más encendidas con su interpretación, con su cara de chico travieso y con sus bromas, con su aire de obrero desgarbado y ligeramente macarra, enfundado en unos pitillos negros y una camiseta blanca, que no ocultan un fondo indudablemente romántico y sensible, ávido de oportunidades de redención.
Bien acogidos han sido «I Won’t Let You Go» y la sentida «Up«, los dos primeros singles de «The Awakening», que en su versión original canta junto a la emergente Jessie J y que hoy ha interpretado con el apoyo de una de sus dos coristas. Morrison no ha dejado pasar el emotivo momento creado y ha acometido entonces «Broken Strings«, probablemente su canción más famosa, que grabó junto a la canadiense Nelly Furtado y que en su gira interpreta en formato acústico, en uno de sus momentos más desnudos y efectivos.
La funky «All Around The World» y la bailable «Slave To The Music«, junto con «Nothing Ever Hurt Like You» y el poso góspel de «One Life» pertenecen a este grupo de canciones, que han conformado la parte más movida del concierto.No ha decepcionado tampoco «You Give Me Everything», la declaración de amor a la que Morrison le debe todo, el primer single de aquel primer disco, «Undiscovered« (2006), que le abrió las puertas de muchos países y corazones.
Criticado a veces por su comercialidad, este chico blanco de espíritu negro, nacido en Rugby y de fuerte acento escocés, ha demostrado que es capaz de brillar también cuando se acerca a los estándares del género soul y a referentes como Otis Redding. Su voz se ha quebrado donde se tenía que romper y ha volado donde tenía que brincar, dejando al público con ganas de más, justo antes de los bises. Como final, cabe destacar a unos espectadores más que agradecidos con la reaparición de Morrison sobre el escenario y, sobre todo, por haberlo hecho con el pecho descubierto y la camiseta enrollada en la cabeza.
Irene Belmonte – Agencias