En tiempos aciagos, un hombre hecho a sí mismo desde muy abajo como Carlinhos Brown parece el gurú de las crisis. Su receta frente a la adversidad consiste en aprender, compartir y abrazar la alegría, sin perder de vista los problemas ni repudiar la tristeza. «Lo que no quiero es el dolor», reconoce.
Dicen quienes le ven actuar en directo a este percusionista, compositor e intérprete brasileño no conoce la desazón. Él precisa que alegría y tristeza son dos emociones vinculadas como las olas del mar y, tras dejarse mecer por el intimismo de «Diminuto» (2010), se presenta ahora bravío, eléctrico y efusivo en «Mixturada Brasileira». El autor de «Maria Caipirinha», que se vanagloria de haber creado la tecnobatucada en los años noventa, opina que su lenguaje ha llegado a un punto de madurez en este proyecto.
En su opinión, la música es un anestésico frente a la crisis pero también tiene un mensaje que transmitir: «El mundo está cambiando y, o nos cuidamos, o nos acabamos como los dinosaurios». Como experto en crisis («soy brasileño de ascendencia africana») señala que el secreto para escapar de la miseria es «compartir palabras, encuentro y cariño». El artista actuará el sábado en Cartagena para cerrará el festival La Mar de Músicas.
Redacción (Agencia)