Seguramente hayas perdido alguna vez (y tal vez más de una) tu cartera, tu móvil o tus llaves. En Madrid, las oficinas de objetos perdidos reciben cada día miles de ellos, pero hay más objetos: hasta esas dependencias han llegado sillas de ruedas, dentaduras postizas y hasta una tabla de surf.
Responsables de estas instalaciones han expresado también su sorpresa ante la reciente entrada de muletas y de un audífono, encontrados todos ellos en el metro y en autobuses de la Empresa Municipal de Transportes, en los que los que algunos usuarios también han olvidado o abandonado televisiones y palos de golf.
En los aeropuertos, la cosa cambia: el objeto «rey» es, por supuesto, el cinturón. Por ejemplo, los mostradores de objetos perdidos de Barajas reciben cada mes unos 350 cinturones, 200 gafas, 100 teléfonos móviles y 50 ordenadores. Pero claro, también aparecen objetos más peculiares: hablamos de bombonas de butano, un ladrillo -hallado en un mostrador de facturación del aeropuerto- un corta-césped y dentaduras postizas encontradas en los servicios.
Y muchos se preguntan, ¿qué se hace con los objetos si no aparece el dueño? Muy fácil: los responsables les buscan una «segunda vida» y en el caso de prendas de vestir, textiles u otros objetos que pueden ser de utilidad para alguien, como algunos dispositivos eléctricos y electrónicos, se donan a varias ONG con las que colaboran las oficinas.
Redacción (Agencias)