Agosto es el mes de la principal hormona del amor, la testosterona. Una hormona cuya producción aumenta cuando el día es más largo, es decir en verano, alcanzando su nivel más alto el octavo mes del año.
Así lo han descubierto investigadores de las Universidades de Nueva York y Nueva Jersey, que dicen que por ello, los «amores de verano» tienen una base científica ya que el fundamento del enamoramiento es de origen biológico.
Uno de los factores que prueban esta teoría es que cuando hay más luz se segregan más hormonas, y la del amor, la testosterona, aumenta cuando el día es más largo. De hecho, comienza a incrementarse en primavera (por eso el dicho de «la sangre altera«), aumenta aún más en verano, y se dispara en agosto. Además con el buen tiempo se multiplica la serotonina, un neurotransmisor que afecta al estado de ánimo, dándonos una sensación de placer, relajación y de euforia.
A estas cuestiones biológicas hay que sumar que en esta época del año hay más variables para que actúe Cupido. Es época de vacaciones, salimos más, interactuamos, hace calor….. y todo ello favorece que nos sintamos más propicios a establecer una relación.
Redacción (Agencias)