Seguramente, si les hubiésemos dicho hace una semana a los habitantes de Borja que su pueblo iba a ser famoso en todo el mundo, no se lo hubiesen creído. Pero mucho más difícil iba a ser para una de ellas, Cecilia Giménez. Seguro que la ciudadana de Borja no sabía que se iba a hablar de ella durante unos cuantos días… y seguro que -mucho menos- podía imaginarse que una obra suya iba a recibir homenajes en todo el país.
Y uno de esos homenajes tiene un sabor de lo más dulce. Una pastelería madrileña ha realizado una crepe, decorada con chocolate y frambuesa natural, con un dibujo similar a la restauración fallida del eccehomo de la localidad de Borja (Zaragoza), una manera más de llamar la atención sobre este hecho que ha tenido repercusión internacional.
El autor del dulce, Mariano Olivera, que trabaja en el «Horno de San Onofre» ubicado en el madrileño Mercado de San Miguel, ha explicado que «casi todos los días» preparan una crepe «conmemorativa» y no ha querido dejar pasar esta «interesante, llamativa y cómica» noticia «de alcance mundial».
«Una italiana la estaba mirando mientras hablaba, completamente empapada de la noticia, explicando a otra persona lo que había pasado», ha comentado el pastelero, que se muestra partidario de que la nueva versión «más llamativa» sea la que quede en los muros del santuario de Nuestra Señora de la Misericordia.
«Ha puesto en las portadas de todo el mundo la ciudad de Borja, eso de otra manera no sé cómo se puede conseguir», ha señalado.
Durante toda la jornada, los visitantes del Mercado de San Miguel se han realizado fotos con esta versión dulce del eccehomo de Borja, aunque en esta, la imagen tiene una nariz y una boca más definida, realizadas con una manga pastelera.
El crepe del eccehomo se suma a la iniciativa realizada desde este año por el horno, que ya ha conmemorado, entre otros, el día de la Comunidad de Madrid dibujando sobre este típico plato francés una parte de «Los Fusilamientos del 2 de Mayo» de Goya o un trébol para felicitar el día de San Patricio.
Seguro que Cecilia Giménez (y la mayoría de los borsanuenses) darían lo que fuera por probar esa dulce y bonita crepe. Y si no, al menos, seguro que muchos de ellos están teniendo mil anécdotas que compartir a partir de ese inocente intento de restauración del Cristo del santuario de Nuestra Señora de la Misericordia.
Redacción (Agencias)