Científicos de la Universidad de Liverpool (Reino Unido) han demostrado que el modo que tenía el dramaturgo William Shakespeare de usar el lenguaje hace que el cerebro se “excite” de un modo peculiar.
En concreto, se refieren a la costumbre que el autor tenía al convertir los verbos en sustantivos y los sustantivos en verbos. Al parecer, esto aumenta el efecto dramático de las palabras sin que el lector deje de percibir su significado.“Shakespeare sorprende al cerebro, lo coge desprevenido de tal modo que produce un estallido de actividad”, explican los investigadores, que añaden que sus textos dejan una «huella imborrable».
Para llegar a estas conclusiones, los científicos analizaron la actividad cerebral de veinte personas mientras leían la obra del escritor británico.
Redacción