Los frutos secos, además de estar muy ricos, son la base de una dieta mediterránea equilibrada. Detrás de su pequeño tamaño y su gran sabor esconden múltiples ventajas que tenemos que tener en cuenta.
Como su propio nombre indica tienen muy bajo contenido en agua pero están cargados de carbohidratos, ácidos grasos “buenos” que nuestro cuerpo metaboliza con mucha facilidad. Además son ricos en calcio, en fibra, ayudan a reducir el colesterol malo y son buenos para los problemas de anemia debido a su alto contenido en hierro.
Eso sí, hay que evitar comer frutos secos fritos y con alto contenido en azúcar, de esta forma nos cargaremos de vitaminas sin aumentar de peso. Por otro lado este alimento si lo consumimos un par de veces por semana ayuda a estabilizar esos kilos de más.
Los frutos secos, son el mejor aperitivo o merienda para tener en nuestro lugar de trabajo y así cargarnos de energía y vitaminas en los momentos en los que el hambre aprieta.
Redacción