Todavía no tiene nombre, de hecho reclaman sugerencias, pero ya es famosa. Y lo es porque no es una tortuga cualquiera, sino una diminuta tortuga, recién nacida, que tiene dos cabezas. Se trata de una anomalía que sucede rara vez pero que la ha convertido en la nueva atracción del museo Ripley’s Believe It or Not!, de San Agustín (EEUU).
La institución ha señalado que el reptil se encuentra aún en un proceso de adaptación al nuevo medio ambiente. La describen como muy activa aunque de movimientos indecisos, pues dispone de dos funciones cerebrales totalmente independientes y completas.
La tortugas de dos cabezas rara vez sobreviven libres, sin embargo, en cautividad, pueden sobrevivir durante muchos años y saludables.
Redacción (Agencias)