No, no estamos hablando de coger un billete a Granada, y ahí -por lo que sea- venirnos arriba y acabar cogiendo un vuelo al Caribe. No, es mucho más surrealista que éso.
Le ha pasado a una mujer británica. Lamenda Kingdon, de 62 años, quería comprar un billete de avión para viajar a Granada y conocer la Alhambra. Así que, gracias a un programa de puntos que había conseguido su marido, pidió por teléfono el vuelo gratis que le correspondía a la ciudad española. Sin embargo, al tener el billete en sus manos ya empezó a olerse algo raro: «había mucho tiempo entre la salida y la llegada del vuelo, pero pensé que sería a causa del cambio de hora», asegura Kingdon.
La británica no le dio más vueltas al asunto, pero una vez en el vuelo, Lamenda se dio cuenta de que el avión llevaba dos horas cruzando el Atlántico. Así que Kingdon decidió tirar de la prueba del algodón: «qué ganas tengo de visitar la Alhambra», le comentó al pasajero de al lado de su asiento. «No será en este avión», contestó su compañero de fila.
Cuando la inglesa le comentó el problema a las azafatas, estas indicaron que el vuelo iba a «Grenada» (sí, con «e») y no a Granada. Resulta que Grenada es una isla del Caribe (que, visto así -y que no se me ofendan los granaínos– tampoco esta tan mal el cambio, ¿no creéis?).
Así que, tras la confusión, las azafatas reubicaron a Kingdon en primera clase y le ofrecieron una copa de champán. Y al llegar a la escala del vuelo, ya en el Caribe, la companía le ofreció una noche de hotel y al día siguiente la embarcó en un avión hacia Málaga.
Como no parecía suficiente (tengamos en cuenta que la pobre Kingdon se recorrió el Atlántico ida y vuelta para nada), la compañía le ha dado otra vez unos cuantos puntos. Con ellos, Lamenda podrá cumplir su sueño: ir a Nueva Zelanda. ¡Esperemos que no acabe en otro peculiar destino!
Redacción (Agencias)