Un estudio llevado a cabo por expertos de la NASA determina que las gotas de lluvia no tienen forma de lágrima, como se creía hasta ahora, sino que se parecen al pan que cubre las hamburguesas: redondo en la parte superior y plano en la parte más inferior.
Concretamente, lo que apunta este trabajo es que en sus inicios las gotas forman un pequeño globo que permite que las moléculas se unan entre sí y caigan con la forma de una bola. Pero a medida que cae, la presión de la tierra que empuja desde abajo distorsiona su forma hasta que se asemeja al pan. Esta distorsión continúa a medida que cae y finalmente adopta forma de paracaídas, antes de romperse y convertirse en gotas más pequeñas.
A finales de este mes un nuevo satélite de medición de precipitaciones será lanzado desde el Centro Espacial Tanegashima en Japón como parte de un proyecto conjunto entre la NASA y la Agencia Espacial Japonesa JAXA.
Redacción (Agencias)