La Torre Eiffel, símbolo indiscutible de París desde que inaugurase la Exposición Universal de 1889, cumple hoy su 125 aniversario enfrascada en un proceso de rehabilitación que no le devolverá hasta después del verano su aspecto de antaño.
La puesta a punto de la «Dama de hierro», como se conoce a esta estructura de 330 metros de altura, terminará «en torno a septiembre u octubre», y será entonces cuando lleguen los festejos. En busca de ese toque que haga el primer nivel de la torre más atractivo, gran parte de su suelo -situado a 54 metros de altura- se convertirá en una plataforma de cristal que dará al visitante la «sensación de estar flotando».
La torre fue inaugurada el 31 de marzo de 1889 a las 13.30 hora local, cuando Eiffel remontó los 1.710 escalones que separan el suelo del tercer piso e izó desde allí la bandera de Francia. El arquitecto (1832-1923) la concibió como una atracción provisional para la Exposición Universal que debía ser destruida 20 años más tarde, pero la antena de radio colocada por la Armada Francesa en su punto más alto la salvó de ser desmontada.
Su altura, que le permite ser apreciada desde cualquier punto de la ciudad, la convirtió en un símbolo que ayudó a fortalecer el prestigio internacional de París. Ubicada a los pies del Sena y a un extremo del Campo de Marte, ofrece una vista excepcional que disfrutan una media de 7 millones de turistas al año, lo que la coloca como el cuarto enclave cultural más visitado de la ciudad, por detrás de la catedral de Notre-Dame, la Basílica del Sacré Coeur y el Museo del Louvre.
Redacción (Agencias)