Lo que menos apetece después de celebrar una fiesta en casa es fregar los platos, y si no que se lo digan a Hélène Hoyois y Thibaut Gilquin, dos jóvenes emprendedores que han creado la primera vajilla comestible.
La idea surgió tras una reunión de amigos en la que hubo varias rondas de aperitivos y que acabó con una enorme pila de platos sucios en el fregadero. Estos anfitriones decidieron que no se repitiese la historia y le pusieron remedio: ¿por qué no comerse los platos?
Apenas tienen el tamaño de una taza, pero se trata de recipientes compuestos de fécula de patata, agua y aceite. Una curiosa vajilla que permite ahorrarse trabajo y no desperdiciar absolutamente nada. Sus creadores apuntan que los platos son biodegradables y tienen un sabor neutro. Además, pueden meterse sin problemas en el horno.
Estos dos socios belgas tuvieron que tirar de sus ahorros para lanzar el primer prototipo aunque poco después recibieron apoyo económico para este proyecto. Los platos ya están a la venta pero falta completar la vajilla con vasos, cubiertos o cuencos.
Redacción (Agencias)