Más de 40.000 unidades forman en la plaza de Freyung, en Viena, una de las mayores montañas de huevos de Pascua de Europa. Se trata de toda una tradición en Viena y podrán verse y comprarse hasta el 6 de abril.
Detrás de esta creación hay alrededor de 120 personas que trabajan durante todo el año dando color a las bolas de Navidad y a a los huevos de Pascua, dos de las festividades que consideran más emotivas del año. Sus diseños exclusivos hechos a mano llegan a países de todo el mundo. «Depende del diseño de cada uno podemos dedicar a un solo huevo desde 20 minutos hasta 2 horas», dice una trabajadora.
Además de los tradicionales huevos duros pintados y los muy codiciados de chocolate, venden palmas y diseños florales, motivos decorativos y otras artesanías de Austria. Estos mercados ofrecen también una variada degustación culinaria, y todo a ritmo de música que hacen que adultos paseen a gusto mientras los más pequeños disfrutan de las distintas actividades y talleres de Pascua que se organizan en cada uno de ellos.
Esta tradición la siguen en distintos países europeos donde se asocia el huevo con la fertilidad, ya que, como dice la creencia, pasado el invierno las aves regresan a tierras nórdicas y ponen allí sus primeros huevos.Según señala el mito antiguo, el origen de la festividad de Pascua viene por la diosa mesopotámica Ishtar, diosa del amor y la guerra, de la vida y de la fertilidad que nació de un huevo.
Redacción (Agencias)