Un niño está hospitalizado debido a una enfermedad crónica y, para que se entretengan, las enfermeras le han dado un osito de peluche. Lo que el pequeño no sabe es que, mientras lo abraza, el juguete mide su temperatura, su ritmo cardiaco y el nivel de oxígeno en sangre. Se trata de Teddy The Guardian.
Los sensores ocultos en las patas del osito miden en pocos segundos esos valores y los envían al teléfono móvil del médico, la enfermera o los padres del niño. Además, este juguete ayuda a suavizar el estrés que provocan esas mediciones en los pequeños. El osito tiene un corazón de plástico que se ilumina con colores diferentes según cambia la temperatura del niño y palpita al mismo ritmo que el corazón del pequeño.
Esta escena es ya habitual en varios hospitales de Croacia, Bosnia, Reino Unido y EEUU que están usando de forma experimental.
El oso aún no se comercializa, ya que tiene que pasar aún el proceso de certificaciones y autorizaciones oficiales. Su precio final podría oscilar entre los 100 y los 200 dólares.
Redacción (Agencias)