Le llegó la fama en los años 60 cuando era uno de los Beatles. Desde entonces, el legendario cantante se ha forjado una exitosa carrera tanto como solista como al frente del grupo Wings.
Si por algo destacan las canciones de Paul McCartney es por sus letras impregnadas de sentimiento, muchas de las cuales fueron inspiradas por acontecimientos de su propia vida. Pese a ello, el artista admite que no deja que sus propias emociones se apoderen demasiado de él cuando está actuando, ya que prefiere que sus canciones sean interpretadas por los asistentes y no tanto por lo que él pueda transmitir. Y es que, según ha declarado, si se dejara llevar por las historias que hay detrás de su música, acabaría llorando en el escenario y “eso es lo último que querría hacer”.
“Si hay algo que sé es que cada persona del público está pensando en algo distinto. Y eso son 50.000 pensamientos diferentes, dependiendo de la capacidad de la sala», explicó recientemente el cantante a la revista británica Esquire.
Pese a contar con legiones de fans por todo el mundo y una larguísima lista de éxitos a sus espaldas, McCartney sigue sintiendo que todavía tiene algo que demostrar. Reconoce que aunque sería absurdo dudar de su talento tras tantos logros obtenidos, eso no le impide intentar superarse cada día a sí mismo.
Redacción (Agencias)