Investigadores de la Universidad de California en San Diego, Estados Unidos, apuntan que esperar 30 segundos entre bocado y bocado de comida puede ser una medida eficaz para que los niños no coman en exceso y puedan prevenir el sobrepeso.
Se trata del primer ensayo clínico controlado con el objetivo de probar la eficacia de comer despacio para detectar la sensación de saciedad y favorecer la pérdida de peso. Los expertos consideran que es un periodo suficiente como para que sean conscientes de si realmente siguen con hambre.
La opción de comer despacio tiene la ventaja de que resulta sostenible a largo plazo, ya que no obliga a ninguna modificación en la dieta ni a privarse de los alimentos preferidos. Además, se puede aplicar en cualquier contexto cultural o étnico.
Redacción (Agencias)