Si una persona vive en un vecindario que está bien iluminado por la noche, es posible que no duerma bien. Un nuevo estudio muestra que la luz nocturna afecta a la duración del sueño y se asocia significativamente con trastornos del sueño.
Las personas cuyos hogares estaban en zonas de luz más intensas fueron un 6% más propensos a dormir menos de seis horas por noche que los participantes en el estudio que residían en áreas de luz menos intensa. Se muestran un 29% más insatisfechos, además tienden a sufrir más fatiga que aquellos con baja exposición a la luz.
Además, las personas con alta exposición a la luz eran más propensas a despertar confusos durante la noche que los que vivían con baja exposición a la luz (19% frente al 13%). También tendían más a sufrir somnolencia excesiva y deterioro de la actividad.
Redacción (Agencias)