Investigadores del Instituto de Neurociencias de la Universidad Libre de Bruselas han demostrado el papel fundamental del sueño en la mejora de la memoria y el aprendizaje en los niños.
«Una siesta de media hora les permite asimilar y memorizar mejor lo aprendido», explican.
Durante el sueño, el cerebro todavía está activo y se consolidan dos tipos de memoria: la memoria declarativa, relacionada con el aprendizaje de conceptos teóricos (por ejemplo, definiciones) y la memoria de procedimiento, relacionada con las técnicas adquiridas (por ejemplo, tocar el piano).
Además, el sueño también juega un papel clave en la consolidación de la memoria, pasando de memoria a corto plazo a memoria a largo plazo» ya que, mientras se duerme, la información se transfiere desde el hipocampo a las áreas de corteza de la memoria a largo plazo.
Redacción (Agencias)