El acento es una de las características más relevantes del ser humano, pero además, lo adquirimos antes de nacer.
Un estudio científico de la Universidad de Würzburg (Alemania) asegura que los bebés lloran con el acento de su madre nada más nacer. Según sus investigaciones, los recién nacidos interiorizan las pautas sonoras de su idioma durante el último trimestre de gestación. Y, tras el parto, reproducen la entonación de una lengua que ya habían empezado a aprender antes de ver el mundo por primera vez. Aunque todos los llantos, puedan parecer iguales, la ciencia demuestra que no es así. El acento de los niños asiáticos y africanos suele ser más melódico que el de los europeos, porque en sus idiomas los tonos graves y agudos determinan el significado de las palabras.
Redacción (Agencias)