El sargento escocés George Cavan no pudo besar a su mujer y sus hijas antes de partir al frente de batalla en marzo de 1918, lo que pudo fue despedirse con una nota guardada en una caja de cerillas. Es uno de los miles de recuerdos de la Primera Guerra Mundial que ahora expone la biblioteca digital Europeana.
A través de la colección Europeana 1914-1918, la biblioteca digital europea lleva seis años organizando la recopilación, transcripción y traducción de miles de documentos que, además de explicar el lado militar del conflicto, conmemora las historias de las familias rotas, de los soldados en el frente o de las infancias robadas por la guerra.
El equipo de Europeana ha logrado reunir más de 700.000 piezas, no solo de bibliotecas y archivos históricos, sino también de miles de ciudadanos que relatan sus experiencias más íntimas de cómo la guerra les afectó a ellos o a sus familias.
Redacción (Agencias)