El ritual del aperitivo italiano, destinado a abrir el apetito en horas vespertinas con bebida y un picoteo, ha evolucionado hasta dar lugar al concepto de «apericena», opción barata a base de bufé libre para la última comida del día.
Trazar los orígenes del aperitivo en Italia es remontarse hasta Turín en 1786, cuando se cuenta que el destilador Antonio Benedetto Carpano ideó el vermú. La idea, un preludio que estimulase el apetito antes de la cena, sin el fin de reemplazarla. En cambio, a la capital italiana llegó lentamente y su éxito llega con la crisis. Es entonces cuando, a fin de que la gente siguiera saliendo a la calle a cenar, se reforzó el concepto del aperitivo.
Con exitoso calado entre los jóvenes, hoy es posible comer, cenar y repetir cuantas veces quieras en el Campo de Fiori, Pigneto o Trasteverepor unos diez euros.
Redacción (Agencias)