De esta manera tan sencilla, resume el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica Ginés Morata los cuarenta años que lleva investigando sobre la competición celular; la explica una especie de control de calidad que elimina del organismo las células que identifica como «indeseables» y «aberrantes».
El biólogo molecular advierte que ese «mecanismo de control» celular que solo «opera» cuando identifica a esas «indeseables» a veces falla; es entonces cuando pueden producirse anomalías y «el fallo del sistema permite que se desarrolle un tumor que normalmente sería eliminado».
Aunque el sueño de supervivencia de la especie humana sería acabar con todas esas «indeseables», Morata no se anda con rodeos a la hora de afirmar que «no se puede evitar que aparezcan células anómalas, lo hacen siempre por la propia biología».