El cerebro humano está diseñado para fijar las buenas impresiones que provocan otras personas y, en cambio, actualiza y olvida con facilidad las malas. Ello sugiere una predisposición natural al perdón y a otorgar a desconocidos el beneficio de la duda, según un estudio.
La investigación, publicada en la revista Nature Human Behavior, fue realizada por psicólogos de las universidades de Yale (EE.UU.) y Oxford (Reino Unido), entre otros. Los hallazgos pueden ayudar a entender mejor cómo funciona el perdón y por qué a veces los humanos se aferran y permanecen en relaciones nocivas.
Además de para arrojar luz sobre por qué algunas personas no son capaces de terminar con relaciones dañinas, los autores del estudio creen que también puede ser útil para la comprensión de trastornos psiquiátricos que involucran dificultades de tipo social.
Redacción (EFE)