En Estados Unidos, el país del mundo que más carne per cápita consume y donde la hamburguesa y el perrito caliente son casi símbolos nacionales, se está abriendo hueco con fuerza un producto vegetal que hace las delicias tanto de carnívoros como de vegetarianos: la «carne» de plantas.
Se trata de sucedáneos con el mismo color, textura y sabor que los productos originales, pero que están elaborados con proteínas vegetales provenientes de guisantes y soja, a las que se añaden otros componentes como aceite de coco y fibras vegetales, y se les somete a varios procesos de vaporización, presión y cambios de temperatura.
En algunos casos incluso se usa zumo de remolacha para simular la sangre que suelta la carne al ser cocinada, todo con el objetivo de que el comensal sea incapaz de distinguir una hamburguesa, una salchicha o una pechuga de pollo real de una elaborada exclusivamente con plantas.
El objetivo de Impossible Foods, como el de las otras dos grandes firmas de esta industria, Beyond Meat y JUST, es atraer al estadounidense medio, quien, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), con 98,3 kilos de carne al año, es el mayor consumidor del planeta.
Aunque la tarea por delante parece titánica aseguran que quiere eliminar a los animales de la dieta humana en los próximos 16 años, los pasos dados hasta ahora invitan al optimismo: las ventas de carne de plantas crecieron un 23 % el año pasado y ya representan un negocio de 700 millones anuales.
Redacción (EFE)