Cultivan lechugas, cebollas y judías, crían conejos, cerdos y gallinas… La casa es el súper del confinamiento para tres familias de las localidades coruñesas de Santiso y Noia, y de Ourense, cuyas despensas siempre están a rebosar.
María tiene 83 años. En su aldea, Casares, en el ayuntamiento de Santiso (A Coruña), solamente hay dos casas habitadas, la de sus vecinos y la suya. No hay muchas personas con las que hablar pero todas las horas de cada día ella las ocupa, porque cultiva y cría. Sus rutinas son las mismas que antes de la emergencia sanitaria. Así que enclaustramiento total. Lo que hace le permite rebajar el importe anual de la cesta de la compra y además estar en forma.
«Como se ve, aquí hay abastecimiento alimentario. Urgencias no. Nada que envidiar a las estanterías de una gran superficie», cuenta la entrañable anciana mientras hace una visita al invernadero libre «de sulfatos», -su pasión-, y recoge huevos.
Redacción (Agencias).