Sin clientes desde que irrumpió la pandemia del COVID-19, varios artesanos se han reinventado en Perú para elaborar mascarillas de protección inspiradas en el arte tradicional de los Andes y la Amazonia, auténticas obras de arte que mantienen con vida a un sector paralizado tras la llegada del virus. Sobre los tapabocas han trasladado los elementos de su tradición y cosmovisión para lucirlos cara a cara, una original alternativa a los insulsos barbijos quirúrgicos de color azul o blanco que, con suerte, se pueden encontrar en las farmacias peruanas.
En Perú son de uso obligatorio para salir a la calle, pero su escasez llevó a estas artesanas a diseñar las suyas y, casi sin querer, encontraron la manera de mantener activos sus talleres. «Era difícil encontrar mascarillas adecuadas. Entonces mi madre pensó en hacer unas de tela y a mí se me ocurrió pintarlas», explica Violeta Quispe, quien junto a su madre, Gaudencia Yupari, regentan un taller de «Tablas de Sarhua».
Así, tanto en pintura como en bordado, madre e hija trasladaron a la tela los dibujos de esta expresión artística patrimonio cultural de Perú y originaria de Sarhua, un municipio de la región andina de Ayacucho, en el sur del país.
Redacción (Agencias)