El 29 de agosto es el Día Mundial del Videojuego, y parece que este escenario virtual está cambiando cada vez más. Además de su gran poder de influencia, son un canal de comunicación y concienciación.
Tania Ouariachi, investigadora española en la Hanze University de Groningen (Países Bajos), describe así la función actual de los videojuegos: “los videojuegos cuentan historias a través de una pantalla”, aunque con la ventaja de ser “interactivos”, ya que “en ellos se pueden simular situaciones complejas como la emergencia climática para descubrir las consecuencias de nuestras decisiones”.
Existen ya algunos juegos de estrategia para ordenador que exploran el impacto de las actividades humanas, aunque suelen estar más centrados en las “consecuencias apocalípticas” de la crisis climática, posiblemente porque es un concepto más atractivo para la audiencia.
Un ejemplo de este tipo de juegos es Green Cities: un simulador de gestión urbana que permite desplegar instalaciones geotérmicas, mareomotrices o solares, con el objetivo de reducir la contaminación y prescindir de los combustibles fósiles. Otros videojuegos, en cambio, se centran más en el calentamiento global.
Según la Asociación Española de Videojuegos (AEVI), el videojuego es una de las principales industrias culturales de España, con más de 15 millones de usuarios y un volumen de negocio de 1.500 millones de euros anuales que genera 9.000 puestos de trabajo.
Redacción (Agencias)