La capa de hielo del océano Ártico ha llegado al final de la temporada veraniega al alcanzar probablemente su extensión mínima anual el pasado 15 de septiembre con 3,74 millones de kilómetros cuadrados, lo que supone el segundo mínimo desde que en 1979 comenzara el registro histórico por satélite.
Así lo aseguró este lunes el Centro Nacional de Datos sobre Hielo y Nieve (NSIDC, en sus siglas en inglés), que pertenece al Instituto Cooperativo para la Investigación en Ciencias Ambientales (Cires) de la Universidad de Colorado en Boulder (Estados Unidos) y está apoyado por la NASA.
Para el director del NSIDC, Mark Serreze, este año ha sido «loco» en el norte del planeta, con hielo marino en un mínimo casi récord, olas de calor de casi 38ºC en Siberia e incendios forestales masivos. «El año 2020 será un signo de exclamación sobre la tendencia a la baja en la extensión del hielo marino del Ártico. Nos dirigimos hacia un océano Ártico estacionalmente libre de hielo y este año es otro clavo en el ataúd», añadió.
El hielo marino del Ártico, que es la capa de agua congelada que cubre gran parte del océano Ártico y los mares vecinos, se conoce a menudo como el acondicionador de aire del planeta porque su superficie blanca devuelve la energía solar al espacio y enfría así el globo.
Ese casquete de hielo marino cambia con las estaciones, puesto que crece en otoño y en invierno, y disminuye en primavera y en verano. Su extensión mínima veraniega, que ocurre típicamente en septiembre, ha estado disminuyendo a un ritmo rápido desde finales de los años 70 debido al aumento de las temperaturas.
Redacción (Agencias)