La juventud de Bob Dylan queda reflejada en un nuevo estudio sobre su figura, de Jesús Albarrán Ligero, que le ha valido el Premio Antonio Domínguez Ortiz y Premio Manuel Alvar de Estudios Humanísticos, respectivamente.
La obra, un género híbrido y que los expertos han definido «a caballo entre el ensayo, la semblanza y la recreación libre, lleva por título «A Boy Walking. Bob Dylan y el Folk Revival de los sesenta». El autor se ha centrado en los años de 1961 a 1966 (que abarca su etapa de juventud y formación) porque fueron los más intensos creativamente y en la honestidad y porque fue el periodo en el que «Dylan se tomó más en serio y tomó más en serio todo lo que hacía», además de porque se trató de una época de una creatividad extenuante, aumentada por lo que ha denominado el «ferviente caos» que vivía y sentía el artista a la hora de componer tanto música como letra.
La superposición de letra y música en Dylan era, según Albarrán, una «orfebrería» puesto que consideraba que la música «interfería en la palabra», mientras que su alejamiento de la canción protesta lo ha explicado asegurando que Dylan «estuvo comprometido consigo mismo más que con ninguna causa».
Redacción (EFE)