El análisis antropológico de los restos del Infante Don Pedro de Castilla, hijo del rey Enrique II de Castilla, revela que falleció en torno al año de vida, mucho antes de lo que hasta ahora se creía, ya que su edad se fijaba entre los 10 y los 12 años.
Así lo desvela una investigación del área de Antropología de la Universidad de Granada (UGR) y el servicio de Radiodiagnóstico del Hospital Universitario Clínico San Cecilio de Granada, encargada por la Catedral de Segovia, donde reposan dichos restos.
Tras las labores de investigación, se ha descubierto que los tres restos óseos hallados el pasado mes de noviembre gracias a unos trabajos de restauración en el sepulcro, se encuentran en mal estado de conservación y corresponden a fragmentos de los fémures y de la tibia derecha.
Atendiendo a su tamaño, los equipos de Antropología de la UGR y de Radiodiagnóstico del hospital granadino han concluido que pertenecen a un menor de alrededor de un año o seis meses de edad, si bien no se ha podido determinar el género.
Las alteraciones observadas sugieren la existencia de una enfermedad metabólica que pudiese afectar al crecimiento, compatible con el raquitismo y que, según los expertos, habría podido influir en el crecimiento del menor.
Hasta la fecha, se creía que el infante Don Pedro falleció de manera trágica el 22 de julio de 1366, tras precipitarse al vacío desde una de las ventanas del Alcázar de Segovia mientras estaba al cuidado de una criada que, cuando lo vio, se lanzó tras él y también murió.
Redacción (Agencias)