Cuando Adam Lambert aceptó la propuesta de Queen de ocupar el puesto de Freddie Mercury tenía 9 días para preparar dos horas de concierto ante medio millón de personas, pero no dudó. «Me gustan los retos», rememora quien ha pasado de ser un reemplazo efímero al cantante más estable del grupo en décadas.
«Esto sigue siendo una colaboración y, al mismo tiempo, tengo la impresión de que soy parte de la familia, como un sobrino adoptado o algo así», afirma en una charla con Efe ante la publicación del álbum «Queen + Adam Live Around The World», que recoge lo mejor de los cerca de 200 conciertos que han dado juntos por todo el mundo desde 2014.
Su encuentro era quizás de esas cosas que tenían que pasar. Lambert (Indiana, 1982) apenas tenía 9 años cuando falleció Mercury en 1991, pero como muchos cantantes actuales de voz poderosa, creció intentando emularle.
De hecho, en la audición que le dio el pase a «American Idol» en 2009 interpretó «Bohemiah Rhapsody» de Queen y en el concurso tuvo lugar su primer encuentro con la banda, un encuentro aparentemente inocuo, hasta que años después recibió una llamada de su representante ofreciéndole actuar con el grupo en directo.
La consigna principal estaba clara por parte de May y Taylor. «Me dijeron muy claramente: ‘No imites a Freddie’. Y eso me dio luz verde para hacerlo a mi manera», destaca quien poco a poco ha ido encontrando su hueco propio en el seno de la formación.
Lejos de considerar que su trabajo actual con Queen eclipsa su carrera en solitario (en marzo publicó su cuarto disco en solitario, «Velvet»), para Lambert ambas facetas de su carrera son complementarias, aunque de momento no parece que eso vaya a traducirse en la grabación de un álbum de Queen con nuevo material.
Redacción (EFE)