La pérdida de biodiversidad y escasez de agua que afecta a ríos y acuíferos en España disminuiría en un 30 % si se adoptase una dieta sostenible que prime los vegetales, según el estudio “El poder restaurador de las dietas para el planeta” del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
La forma intensiva de producir y consumir alimentos es “el principal factor de pérdida de biodiversidad” y responsable de un aumento de las enfermedades crónicas, según el nuevo informe difundido este viernes por WWF con motivo del Día de la Alimentación.
El estudio desvela que una transformación de la dieta hacia una “más saludable y sostenible” puede evitar al menos un 20 % las muertes prematuras, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) vinculados al sector alimentario en un 30 %, la pérdida de vida silvestre en un 46 % y reducir el uso de la superficie agrícola en un 40 %.
WWF sostiene que si la población llevase una dieta sana podría ahorrarse el 97 % de los costes derivados de enfermedades no transmisibles.
Subraya la organización, que en el caso de no adoptar cambios en el sistema alimentario, se estima que el consumo de agua destinada a la agricultura “se incrementará entre un 70 o 90 % para el año 2050”.
Para la responsable del programa de Alimentación Sostenible de WWF España, Celsa Peiteado, España puede sacar ventaja puesto que “contamos con la dieta mediterránea y la atlántica”, pero para ello, advierte, “hay que reorientar urgentemente políticas públicas como la de agricultura”.
Además, Peiteado recuerda que “sólo tenemos nueve años para transformar nuestro sistema alimentario y cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de Naciones Unidas o enfrentar daños potencialmente irreversibles para la naturaleza y las personas”.
El sistema alimentario es responsable del 26 % de las emisiones de gases y del 75 % de la deforestación a nivel mundial, por lo que una dieta más saludable y sostenible «podría evitar la emisión de hasta 8 gigatoneladas de dióxido de carbono al año», reza la investigación.
Este estudio apunta a la dieta flexitariana, con prioridad en productos vegetales e inclusión de huevos o lácteos, así como un consumo de carne en ocasiones especiales, para reflejar un descenso de la mortalidad prematura en un 23 %, y que, en el caso de dietas vegetarianas y veganas, los parámetros mejorarían.
WWF anima a apostar por una dieta sana con el incremento del consumo de verduras, legumbres y frutas, reducir el consumo de carne y de alimentos procesados, en un cambio del sistema alimentario hacia “uno que proteja y conserve la naturaleza”.
Redacción (Agencias)