Arruinado por las cirugías llegaba el cuerpo de Jackson al tanatorio. Multitud de medicamentos encontrados en su sangre que dieron muchos detalles de la vida que llevaba Michael en los meses y años previos a su muerte por sobredosis de propopfol (fuerte analgésico).
Rodillas magulladas, cortes en la espalda y vitiligio (pigmentación alterada). Sus cejas estaban tatuadas y también algunas partes de su cuero cabelludo para disimular su falta de pelo. Era calvo, algo que fue una sorpresa en el momento de la autopsia. Los labios también estaban tatuados de un color rosáceo.
Lo más escabroso estaba en su piel: su cadera, muslos y hombros estaban llenos de pinchazos por los que se le administraban calmantes.
La cirugía le había pasado factura. No fue solamente una, pues en la nariz, cuello, en las muñecas y brazos y hasta detrás de las orejas habían metido el bisturí. Un cuerpo plagado de cicatrices que vivía en una habitación llena de medicamentos, agujas y poemas. Los primeros en ver el lugar de la muerte lo describieron como un lugar caótico.
Redacción (Informativos).
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