¿Crees en la magia?», pregunta Kylie Minogue en los prolegómenos de su nuevo álbum, ‘DISCO‘, un trabajo en el que la artista australiana ayuda a mantener el tono frente al ostracismo de la pandemia y en el que recupera parte de su toque poniendo una gran pista de baile de los años 70 a su nombre.
En su capacidad para no quedar eclipsada por ritmos tan potentes y llevárselos a su terreno, manteniendo su personalidad, reside gran parte del éxito de este decimoquinto trabajo de estudio, que se ha publicado esta semana y que es probablemente lo mejor que ha publicado desde ‘Aphrodite‘ (2010).
Entre medias de ambos quedan ‘Kiss Me Once‘ (2014), que sonaba insípido aún con la intermediación de Sia, el manido interludio navideño de ‘Kylie Christmas‘ (2015) y ‘Golden‘ (2018), en el que intentó despegar de sus coordenadas aproximándose al «country» en una mezcla antinatural.
‘DISCO‘ (BMG), por el contrario, se le adapta como un guante, como una pieza de su fondo de armario, aunque por el camino sea imposible no encontrarle referentes, véase ABBA, Chic, Donna Summer o, en sus crecientes arreglos electrónicos, también Daft Punk.
Redacción (Agencias).