Recordar momentos felices muy concretos, viajar a otro lugar y evadirse del mundo, sentir un cosquilleo recorriendo todo el cuerpo… Estas son algunas de las sensaciones que produce escuchar una canción.
La música hace que el cerebro libere dopamina (un neurotransmisor que se relaciona con el placer), reduce la ansiedad y mejora el estado de ánimo. Escuchar música lleva consigo una gran cantidad de beneficios, pero aprender a tocar un instrumento todavía más.
Son muchos los estudios que revelan que la música es beneficiosa tanto para niños como para adultos. No solo por su relación directa con el placer, también por la cantidad de connotaciones positivas que aporta a quienes la practican.
Saber tocar un instrumento dota a los niños de unas mayores habilidades cognitivas, mejores relaciones sociales, una mayor capacidad de atención y muchas otras ventajas de las que hablamos a continuación.
Entre todas las ventajas, solo hay un inconveniente: comprar el instrumento, ya que estos, muchas veces, pueden tener un precio elevado. Sin embargo, puedes resolver el problema con un minicrédito para salir del apuro. La música es, sin duda, una de las asignaturas extraescolares que todo niño debería implementar en su vida.
1. Mejora las habilidades cognitivas
Los niños que empiezan a tocar un instrumento desarrollan mucho mejor las capacidades de atención y concentración, además de aumentar notablemente su memoria y una mejor capacidad para leer.
La música requiere práctica y disciplina, por lo que implica trabajar la memoria y la concentración. Por ello, los niños que tocan un instrumento desarrollan muchísimo más estas habilidades.
Además, aprender a seguir los compases y el ritmo, les ayuda a razonar mejor. A través de ejercicios musicales basados en repeticiones, pueden concentrarse y atender mucho mejor a la hora de realizar cualquier otro tipo de actividad.
2. Aumenta su creatividad e imaginación
La práctica musical estimula el desarrollo de la creatividad y la imaginación. Siendo un factor importante para mejorar su autoestima y su autoconocimiento. Esto también sucede con otras disciplinas artísticas como la pintura o el dibujo.
3. Mejor estado de ánimo
Como comentábamos al principio, escuchar música tiene la capacidad de mejorar el estado de ánimo. Y crearla, también.
Aprender a tocar la batería, la guitarra, el clarinete o cualquier instrumento puede ser una vía de escape para liberarse del estrés del colegio y la rutina. Mejorando así su estado de ánimo y su salud mental.
4. Mayor sociabilidad
Ir a clases de música significa conocer a otros niños, conocer a otros profesores más allá del colegio, interactuar con gente nueva, enfrentarse a nuevas situaciones…
En general, es una buena oportunidad para aprender a desenvolverse fuera de la zona de confort. Y, por tanto, una oportunidad ideal para socializar.
5. Potencia la paciencia y la disciplina
Como todo aprendizaje, tocar instrumentos también requiere disciplina y paciencia. De esta forma, los niños integran ambos conceptos en su día a día de una forma mucho más natural.
Hacer música también supone valorar el esfuerzo que requiere conseguir algo y hacer las cosas bien. Por lo que desde bien pequeños fomentan este tipo de valores como el trabajo o la constancia.