Los primeros registros que existen del uso del término “ar roub” datan de la Edad Media y proceden del griego. Se utilizaba como una medida de masa para uso comercial y como medida de capacidad para calcular aceite o vinos.
El símbolo arroba “@” lo comienzan a utilizar los copistas que transcribían a mano los textos de documentos escritos en latín. Es habitual encontrar la preposición “ad” en este idioma. Lo utilizaban para concatenar las letras “a” y “d” entre sí. Poco tiempo después, el símbolo comenzó a figurar en las cartas oficiales escritas en ese idioma, el “@” se colocaba al inicio del nombre de quien recibiría la carta. Como si fuera un anuncio de lo que sucedería poco tiempo después.
Más adelante el símbolo se comenzó a utilizar en los documentos comerciales y en algunos registros contables. Por este motivo, cuando se inventó la máquina de escribir la “@” se incluyó en sus teclados, para facilitar la copia de los textos con esta herramienta. Así fue como la “@” se incluyó en los teclados de los ordenadores. En 1971, Ray Tolimson inventó el email y designó el símbolo como identificador para los correos.