La Rioja albergará la primera fábrica de hidromiel de España, una bebida milenaria a base de miel y agua que marina a la perfección con verduras, quesos y platos asiáticos a los que no les sienta bien el vino.
Se trata de Moncalvillo Meadery, un proyecto que une apicultura, enología y gastronomía en torno a la primera bebida fermentada de la historia, procedente de la fermentación de un mosto con agua y miel a partir del cual los Echapresto, en colaboración con el enólogo y apicultor Sergio Sáenz, han elaborado todo un abanico de variedades.
Además, este proyecto apuesta por la apicultura, de vital importancia para el mantenimiento de especies vegetales gracias a la polinización supone una lanzadera para la recuperación de la producción y la vida en los pueblos de la España vaciada, «que ayuden a asentar población”.
Cuentan con 150 colmenas propias, además de la miel adquirida a apicultores locales de La Rioja, de las que obtienen mieles de almendro, romero, tomillo, brezo, calluna y roble, cada una con una aportación sápida y aromática distinta, como ocurre con las variedades de uva.
Su elemento diferenciador es, además, la crianza en barricas de roble y la maduración en botellas para obtener unas hidromieles con añadas cuyas calidades, como en los buenos vinos, «no deja de mejorar con el tiempo».
Con entre 12 y 13 grados de alcohol -similar al del vino- la hidromiel aporta además minerales de la miel y se trata de una opción para maridar verduras como alcachofas, apio, espárragos, acelgas, coles o coliflor. Las hidromieles se plantean como un acompañamiento ideal para gastronomías foráneas que incorporan salsa de soja, arroces fermentados, jengibre o wasabi, como la japonesa, la nikkei o la hindú .