El Prado se autohomenajea por su bicentenario con tres salas dedicadas a rendir tributo a la pinacoteca madrileña de forma permanente. En este nuevo paseo, se puede ver cómo ha evolucionado su edificio en estos dos siglos de vida junto a los personales que han erigido al Prado en la institución internacional tal y como la conocemos hoy en día.
De este modo, el Museo del Prado se convierte en el primero de España (y uno de los pocos en todo el mundo) que cuenta con una exposición de este tipo donde se pueden apreciar una multitud de maquetas, mapas y documentación de lo más diversa que pone de manifiesto la transformación de la institución y su edificio principal en una muestra que también exhibe numerosos objetos curiosos y anónimos como la bomba que estuvo a punto de echar por los aires el edifico durante la Guerra Civil, o una gorra de ascensorista.
También se muestran otros objetos curiosos, como una de las escupideras que se encontraban en los rincones de todas las salas del museo hasta hace apenas un siglo.
Como no podría ser de otro modo, la muestra también rinde homenaje a la verdadera impulsora de la institución, Isabel de Braganza, la mujer de Fernando VII. La reina consorte le da la bienvenida al visitante a través de un gran cuadro, en el que posa junto a los planos del museo y el edificio al fondo.