Un documental alemán cuestiona la existencia del famoso caballo gigante de madera que se utilizó supuestamente para engañar a los troyanos y dio lugar al fin de la guerra, provocando la masacre en la ciudad ubicada en Asia Menor (la actual Turquía).
La pieza «El misterio del caballo de Troya: tras la pista de un mito» pone en duda así una de las imágenes míticas más conocidas de la historia antigua y plantea que el «caballo» pudo haber sido en realidad un barco de origen fenicio.
El arqueólogo submarino de la Universidad de Marsella, Francesco Tiboni, desvela no hay evidencias científicas de que el caballo, tal y como se ha sido descrito y representado en el imaginario colectivo, existiera realmente. Considera que no existe ninguna obra literaria -como «La Odisea» de Homero- en la que el caballo sea descrito claramente, por lo que apunta a una interpretación errónea de las palabras que lo describen.
Y es que era muy común llamar a los barcos «caballos» en la antigüedad y explica que, de hecho, Homero utiliza en otras obras las palabras «halos hippoi» (caballo de mar, en español) para referirse a los barcos.
Los barcos fenicios eran utilizados por los marineros fenicios para comerciar y pagar tributos a reyes extranjeros, por lo que los troyanos bien pudieron creer que era una ofrenda para la diosa Atenea y, por eso, lo introdujeron en su ciudad fortificada.