La década de los 90 comenzaba en nuestro país con una auténtica revolución en la pequeña pantalla… de tener dos canales de televisión, aprendimos a hacer zapping gracias al aterrizaje de los primeros canales privados de televisión y del nacimiento de las primeras televisiones autonómicas; y con ellos, un aluvión de series que devorábamos mañana, tarde y noche.
La explosión de la ficción española
La ficción nacional despertó con la llegada de “Farmacia de Guardia”, la mítica serie que narraba el día a día de una farmacia y especialmente lo que pasaba en su rebotica a través de la familia Segura Cano.
Concha Cuetos interpretaba a la boticaria Lourdes Cano que tenía que lidiar con sus hijos adolescentes y con su exmarido, el crápula Adolfo interpretado por Carlos Larrañaga además de los clientes habituales: una pareja de la policía municipal (“para dentro, Romerales!”), las chicas del club de alterne del callejón, la auxiliar de la farmacia (destacando especialmente a la simpática sevillana “Queen”) que siempre acababa enamorada del camarero del bar de enfrente…
3 décadas después sigue ostentando el título de ser la serie más vista de la historia de España en cuota de pantalla, con una media del 48,5%.
En su capítulo final, un 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, se produjo lo que hoy llamaríamos un “crossover”, con la participación de Emilio Aragón metido en su papel de Nacho, el doctor de «Médico de familia».
Y es que, si unas noches nos colábamos en una farmacia, otras lo hacíamos dentro del centro de salud Ballesol y en la cocina de la familia de los Martín (sí, esa en la que siempre estaban desayunando). El doctor Nacho Martin se muda a un chalet de las afueras tras perder a su mujer en un accidente de tráfico y tener que sacar adelante a sus tres hijos con la ayuda del abuelo (“Mira, Chechu”), Juani -la asistenta de hogar interpretada por Luisa Martín- algún amigote (Francis Lorenzo), la suegra (Gemma Cuervo), y una cuñada -la tía Alicia (Lydia Bosch)- siempre metida en casa con una tensión sexual romántico-afectiva que toda España esperaba que se resolviera de una vez.
Una serie que rompió varios techos de cristal en la ficción española como, por ejemplo, el fichaje de Alberto Domínguez-Sol (primer actor son síndrome de Down con un papel fijo) o la introducción de un personaje abiertamente homosexual.
De esta serie podríamos decir que surgió el primer spin off de nuestro país. Es decir, cuando el personaje de una serie pasa a protagonizar otro. Es el caso de Clara Nadal (Belén Rueda): una fotógrafa que tuvo un affaire con el doctor Martín y que fichó por el Crónica Universal en “Periodistas”.
Una serie que hizo que todos los adolescentes quisieran seguir los pasos de los reporteros interpretados Alicia Borrachero, Amparo Larrañaga o José Coronado y entrar en las Facultades de Ciencias de la Información del país. En esta serie conocimos los primeros pasos de María Pujalte y Pepón Nieto en el mundo de la interpretación y cómo se cumplía el mito de trasladar la redacción al bar de la esquina: “La tertulia”.
Los que también acababan la jornada en la barra del bar eran los “Los ladrones van a la oficina”, protagonizada grandes actores de la talla de José Luis López Vázquez, Fernando Fernán Gómez, o Manuel Alexandre, todos ellos en el papel de timadores, estafadores,… que tenían su centro de operaciones en la “La Oficina”, la taberna el bar regentada por Anabel Alonso y Antonio Resines como cómplices de fechorías.
Los colegios siempre han sido el escenario perfecto
El ámbito educativo siempre ha estado muy presente en la pequeña pantalla. En las televisiones autonómicas, y posteriormente en TVE, triunfó “Colegio Mayor”: la sitcom que narraba las vivencias cotidianas de un grupo de estudiantes universitarios, dirigido por el excéntrico Luis Ramírez (Antonio Resines) y donde eran residentes el rompecorazones Ángel (Jorge Sanz), por el que suspiran Irene (Eva Isanta) y Celia (Ángeles Martín).
A finales de los noventa, serían las series de instituto las que triunfaban. En la sobremesa teníamos el culebronazo de “Al salir de clase” donde actores un poquito pasados ya de edad como Carmen Morales o Raquel Meroño volvían al instituto para meterse en la piel de bachilleres que tenían vidas de adultos en surrealistas tramas (la mano negra, la banda del bate…). No obstante, de aquí han salido actorazos de la talla de Pilar López de Ayala, Rodolfo Sancho, Alejo Sauras o Elsa Pataki.
Y por las noches, trasnochábamos viendo “Compañeros” y las peripecias de Quimi y Valle y el resto de alumnos del Colegio Azcona (¡Qué gran colegio, qué privilegio!) y profesores a los que daban vida Concha Velasco, Tina Sáinz y Francis Lorenzo entre otros. Recordada también es su sintonía, “No te fallaré”, que grabaron en su momento Greta y los Garbo y que en su película versionó Amaral.
Sin dejar las aulas, tenemos también “Querido maestro”, donde Imanol Arias y Ana Duato fueron pareja años antes de ser el matrimonio Alcántara.
El humor, que nunca falte
En el espacio de humor, dos comedias triunfaron en esta década en nuestro país. Por un lado, dos “chapuzas” interpretados por Ángel de Andrés López y Carlos Iglesias; o lo que es lo mismo, Manolo y Benito, de “Manos a la Obra”: dos albañiles de obras menores que “fifty-fifty”, sin maldad alguna, siempre acababan destrozando el trabajo para los que han sido contratados y que contaban con la exazafata del “Un, Dos, Tres” Kim Manning como Tania una fontanera polaca «putamadre» (tal y como su carta de presentación ante los clientes).
La otra gran comedia de la época fue “Hostal Royal Manzanares” protagonizada por Lina Morgan como «Reme», una chica de pueblo de “taytantos” años que sueña con encontrarse por las calles de Madrid con el por entonces Príncipe Felipe (“¡Virgen del Camino Seco!”) y que cae rendidamente enamorada a los pies de Luis (Joaquín Kremel). Por esta surrealista pensión se hospedaron personajes como Sonsy, la chica de vida alegre que interpretaba Ana Obregón; las solteronas Casta (Marta Puig) y Virginia (Julia Martínez) o la exconvicta Juncal (Lolita Flores).
El boom de las series americanas
Mientras tanto, desde Estados Unidos nos llegaron las tramas de “Sensación de vivir” con las vivencias de los niñatos ricos adolescentes de Beverly Hills, mientras l@s adolescentes españolas de dividían entre l@s que estaban enamorad@s de Brandon (Jason Priestley) y Dylan (Luke Perry) tal y como también lo estaba el elenco femenino de la serie encabezado por Shannen Doherty, Jennie Garth y Tory Spelling.
De esta serie otra más adulta que se centraba en las aventuras de un grupo de jóvenes que vivían en un complejo de apartamentos llamado “Melrose Place” y donde conocimos a Heather Locklear, Marcia Cross, Doug Savant y Gran Show (que interpretó a Jake Hanson, el personaje que sirvió de puente entre ambos seriales)
Y si much@s suspiraban por los huesos de estos habitantes de Los Ángeles, much@s otros lo comenzaron a hacer con George Clooney, el apuesto pediatra de “Urgencias” y sus tiras y aflojas con la jefa de enfermeras interpretada por Julianna Margulies. Nada menos que 15 temporadas dio de sí este drama médico donde los “líos de batas” tenían más importancia que su misión de salvavidas.
Hablando de salvar vidas no podemos olvidar “Los vigilantes de la playa” y esos torneados cuerpos bronceados al sol que lucían Pamela Anderson, David Hasselhoff, Carmen Electra, David Chokachi y compañía en las paradisíacas playas de Santa Mónica.
Las series más veraniegas
Y así, sin darnos cuenta hemos llegado al verano y a esas series con las que desayunábamos cada mañana como “Las gemelas de Sweet Valley”, dos adolescentes con melena rubia tan parecidas físicamente como opuestos eran sus caracteres: Liz, la “empollona” responsable y Jessica la superficial “cabraloca”.
Otras gemelas que triunfaban en la pequeña pantalla eran las hermanas Tia y Tamera en «Cosas de Hermanas» con el manido argumento de gemelas separadas al nacer que se encuentran accidentalmente varios años después.
Aunque para gemelas, las hermanas Olsen, que se hicieron populares en esta década en nuestro país, aunque por aquél entonces interpretaban el mismo papel: el de Michelle, la pequeña de las tres hermanas de “Padres forzosos”. Padre viudo que tiene que cuidar de sus tres hijas y lo hace con la ayuda de su cuñado y de su mejor amigo (este argumento, muy parecido, suena que lo hemos leído antes…).
Las series más «teen»
Metidos de lleno en esas series que hacían las delicias de los más jóvenes, no podemos olvidar “Salvados por la campana”, con el teñidísimo Zack Morris (cada quince días se tenía que decolorar el pelo Mark-Paul Gosselaar) perdiendo los huesos por Kelly Kapowski (una Tiffani-Amber Thiessen a la que posteriormente veríamos en Sensación de Vivir). Serie de adolescentes estadounidenses con todos los chiclés que se esperan de sus personajes: el mazado Slater (Mario López), la responsable Jessie Spano (Elizabeth Berkely), la fashion Lisa (Lark Voorhies) y el friki Screech Powers, interpretado por el recordado Dustin Diamond.
También tenemos que hacer una parada obligada en Bel Air a donde se mudó Will Smith «desde el oeste de Filadelfia donde crecía y vivía sin hacer mucho caso de la policía». 6 años estuvo en antena esta serie protagonizada por Smith y su proceso de adaptación dentro de la familia de sus parientes de Los Angeles, con su hiperpija prima Hillary, la dulce Ashley, el nerd primo Carlton, la flema británica de Geoffrey (el mayordomo) y la paciencia infinita del tío Phil y las dos tías Viv. Inolvidable la letra de la cabecera rapeada por el propio Will Smith, y que los más fans se sabían entera en inglés y castellano.
Los amigos, nunca fallan
Pero si hay una cabecera mítica, esa es la de «Friends» con su “I’ll be there for you”, interpretada por The Rembrands, y que forma parte de nuestra playlist noventera. Monica, Rachel, Phoebe, Chandler, Ross y Joey rápidamente se abrieron hueco en nuestros hogares es esta sitcom considerada por The Hollywood Reporter en 2019 como “la mejor serie de la historia”. No es para menos, a día de hoy todavía sigue abierto el melón del affaire de Ross con la chica de la fotocopiadora.
Para grupo de amigas, también, las chicas de “Sexo en Nueva York”, considerada como una especie de versión noventera de las “Chicas de Oro”. Cuatro mujeres en su treintena-cuarentena, que, a pesar de sus diferentes naturalezas y sus vidas sexuales en constante cambio, siguen siendo inseparables aunque siempre nos quedará la duda de cómo una columnista de periódico podía llevar semejante tren de vida en pleno Manhattan sin bajarse de sus “Manolos”.
También noventeras son las sitcom “Matrimonio con hijos” que narra el día a día de la disfuncional vida de los Bundy y “Un chapuzas en casa” donde Tim Allen era el presentador del “Bricomanía” estadounidense.
El entretenimiento de los más pequeños
Nos vamos ahora al patio del colegio. ¿A qué jugábamos? Pues a ser «Power Rangers», la serie de superhéroes que llegó directa de Estados Unidos pero que estaba basada en una similar japonesa, tanto que incluso se ‘reciclaron’ las escenas de la original.
Pero antes de ir al cole por la tarde, los que podían ir a comer a casa, se deleitaban con las aventuras de “Cosas de Casa” donde los Winslow tenían que lidiar con el molesto vecino Steve Urkel que siempre estaba liándola parda (“¡he sido yoooooo?”) y con una hermana pequeña que desapareció de la noche a la mañana. Una serie que, por cierto, surgió como spin off de “Primos lejanos”.
Esta década también conocimos a Ben Savage en “Yo y el mundo”: un adolescente que a lo largo de la serie crece y enfrenta problemas con sus amigos, su familia, su novia (Topanga) y sus estudios. En una parecida línea argumental nos encontramos a “Dawson crece” sobre la vida de un grupo de amigos que comienza en la escuela secundaria y continúa en la universidad (ya en los 2000).
Si en los ochenta los niños flipaban con Los Picapiedra, en los 90 llegó «Dinosaurios», una familia de clase media protagonizada por Los Sinclair, y su vida en una prehistoria muy parecida a la sociedad de los años noventa de Estados Unidos, con sus padres, huijos adolescentes, la abuela y el bebé (“¡tú no mami!«)
No podemos terminar este repaso a las series noventeras sin hacer mención a las series de animación. Esta fue la década en la que «Los Simpons» llegaron a España inundando de color amarillo nuestras televisiones, en la que conocimos a «Sin Chan» (“¡trompa, trompa!”), a las Sailoor Moon (“Por el poder de Luna, ¡te castigaré!«) y a finales de la década llegaron los Pokémon con el simpático Pikachu encabezando la lista (“¡hazte con todos!”)
Ismael Arranz