Un 11 de junio de 1982, «E.T. el extraterrestre» llegaba a las salas de cine de los Estados Unidos (en España fue el 6 de diciembre de ese año), pero aún no se sabía que marcaría la historia del cine, sobre todo del de ciencia ficción. 40 años después, la criatura sigue enterneciendo al mundo en su empeño de volver a su hogar.
La idea original surgió de la propia vivencia infantil del director, Steven Spielberg, afectado por el divorcio de sus padres y que inventó un amigo imaginario.
E.T. anhela volver a casa, en una galaxia a tres millones de años luz y con la que intenta comunicarse («mi casa, teléfono» se convirtió en una frase tan célebre que se integró en el acervo cultural). Él, al igual que el pequeño Elliot, siente que su hogar está incompleto.
La escena final, en la que E.T. le dice a Elliot: «Estaré aquí mismo«, mientras señala al cielo con la punta de su dedo brillante, justo antes de subir a la nave espacial que lo devolverá a su planeta, se convirtió en uno de los finales más conmovedores y lacrimógenos de la historia del cine.
Casualmente, el guion de E.T. surgió durante el rodaje de la también exitosa cinta «Indiana Jones: en busca del arca perdida«. En las pausas del rodaje, Spielberg se juntaba con la guionista Melissa Mathison para trabajar conjuntamente en la cinta. Una vez que tenían el esquema más o menos hilado, Mathison escribió una primera versión en dos semanas que convenció al director inmediatamente.
La cinta se rodó entre septiembre y diciembre de 1981 en California, con un presupuesto de 10,5 millones de dólares y fue un éxito de taquilla no solo en Estados Unidos, sino a nivel mundial. Desde el primer momento, E.T. conmovió a millones de espectadores, fue aclamada por la crítica y estuvo nominada a nueve premios Oscar.
Redacción (Agencias)