La aspirina ha sido el fármaco protagonista del siglo XX. Después de más de un siglo en el mercado, sigue formando parte de nuestros hogares. Cuando se trataba de aliviar síntomas de dolor e inflamación, la aspirina era la mejor opción por su efecto analgésico, antipirético y antiinflamatorio, hasta la llegada de otros medicamentos al mercado. La publicidad del siglo pasado provocó su gran extensión y consumo, promocionando este “milagro” libre de dolores, siendo la solución inmediata y con un agradable sabor.
Su principio activo es el ácido acetilsalicílico, sintetizado por primera vez en 1897 por el farmacéutico alemán Félix Hoffman. En España se produce en Asturias por la empresa Bayer.
Las generaciones del siglo pasado crecieron con el sabor dulce de la Aspirina infantil y a día de hoy lo rememoran con nostalgia. Los padres no dudaban dos veces en usar esta medicación cuando los pequeños de la casa presentaban alguna molestia. A finales de siglo, según salían al mercado nuevos medicamentos, fue disminuyendo su consumo.
Desplazada por el ibuprofeno
Otros analgésicos y antiinflamatorios, como el ibuprofeno y paracetamol, comenzaron a tener más presencia, sus efectos eran mejores y no producían molestias en el estómago. Sin embargo, tiempo después se descubrieron efectos anticoagulantes e incluso que su consumo es beneficioso en casos de enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares. Además, interfiere en el desarrollo del cáncer colorrectal, logrando que las células tumorales mueran y así no se produzca la metástasis.
Este medicamento ha sido sorprendente en cuanto a sus múltiples posibilidades que han hecho que perdure estos 125 años. Fue el primer medicamento que viajó a la Luna en el año 1969 y fue enviado en el botiquín de primeros auxilios del Apolo 11. También alcanzó la cima del Everest en 1993 ya que los escaladores profesionales necesitaban aliviar los fuertes dolores de cabeza provocados por los cambios de presión.
Redacción (Agencias)