El Ártico se calienta casi cuatro veces más rápido que el resto del mundo, con el consiguiente derrumbe de glaciares y la pérdida de hábitats a un ritmo récord. Una situación a la que se une un fenómeno inesperado, sus lagos se están secando.
Un estudio señala que en los últimos veinte años los lagos árticos se han reducido o secado por completo en toda la región panártica (norte de Canadá, Rusia, Groenlandia, Escandinavia y Alaska). La disminución de los lagos supone una sorpresa, pues los científicos consideraban que el cambio climático, al principio, ampliaría los lagos de la tundra debido a los cambios en la superficie por el derretimiento del hielo terrestre, y que finalmente se secarían a mediados del siglo XXI o del XXII.
Estos lagos suponen un elemento fundamental del ecosistema ártico, al proporcionar una fuente de agua dulce para las comunidades que allí viven, además aves migratorias y criaturas acuáticas amenazadas de extinción también dependen de los hábitats lacustres para sobrevivir.
La investigación apunta que el incremento de las precipitaciones en otoño provoca la degradación del permafrost y el drenaje de los lagos. El agua de lluvia transporta el calor al suelo y acelera el deshielo del permafrost, que puede abrir canales subterráneos que drenan la superficie.
Redacción (Agencias).