El cambio climático está causando que la vegetación que considerábamos exclusiva de zonas áridas sea cada vez más común en lugares húmedos. Los investigadores apuntan que esta estrategia de adaptación es cada vez más frecuente ya que las zonas secas están aumentando considerablemente.
Las zonas áridas equivaldrían al territorio conjunto de Estados Unidos y Brasil a finales de siglo y esto se debe a que la humedad del suelo bajará un 74%. Así lo recoge una investigación de un equipo internacional que ha contado con la participación de Ana Rey, investigadora del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid.
El estudio ha sido publicado por la revista Nature Ecology and Evolution y los resultados apuntan que las zonas áridas aumentarán en unos 17 millones de kilómetros cuadrados. Los expertos han analizado los ecosistemas que normalmente crecen y clasificamos como específicos de zonas escasas de humedad y su situación global actual.
“Los eventos climáticos extremos son cada vez más frecuentes: El deshielo en zonas de alta de montaña es cada vez más temprano y los incendios severos, las lluvias torrenciales o los periodos de sequía son cada vez más recurrentes e intensos. Nos preguntamos cuál sería el futuro de los bosques templados y regiones de cultivos del planeta si estas tendencias continúan”, apuntó Ana Rey.
El calentamiento global y los eventos climáticos extremos están cambiando en grandes zonas del planeta y los mecanismos áridos están controlados por factores ambientales como la radiación solar, altas temperaturas o la disponibilidad intermitente de agua.
Históricamente los ecosistemas secos han sido poco estudiados porque la infraestructura científica en los países con estas condiciones es menor, sin embargo, su estudio aumentará con la crisis climática actual.
“Este análisis de la evolución de áreas templadas, que tiene en el funcionamiento de los mecanismos que operan en zonas áridas, puede contribuir a avanzar en el conocimiento sobre la capacidad adaptativa de los ecosistemas a los eventos climáticos extremos y paliar su impacto sobre la naturaleza y sus habitantes. En definitiva nos puede ayudar a mejorar los procesos de adaptación que debemos acometer ante la crisis climática”, terminó Rey.
Redacción (Agencias)