Un cóctel de hongos micorrícicos, arcillas y disuasores de fauna salvaje transforma las semillas de robles, pinos, encinas, alcornoques y castaños en semillas inteligentes que, sembradas desde el cielo con drones, pueden reforestar hasta cien hectáreas de bosque quemado en un solo día.
Esta idea surge de Jaime Olaizola, doctor ingeniero de Montes y fundador de IDForest, empresa palentina pionera en el sector agroforestal, donde suman talentos ingenieros Agrónomos y de Montes y biólogos que investigan los hongos y sus aplicaciones en sectores diversos como la agricultura o la alimentación.
El laboratorio palentino empezó a hacer un desarrollo a la medida de las necesidades de CO2 Revolution y el resultado ha sido una patente de encapsulado de semillas forestales que han bautizado como «iseeds», cuya técnica consiste en darle a la semilla forestal lo que necesita para prosperar en los primeros momentos en que se echa al monte.
Aprovechando todo el conocimiento de IDForest en microorganimos, decidieron aportar a cada semilla hongos micorrícicos, hongos forestales que además de aportar valor al monte cuando vaya creciendo, ayudan a la planta en los primeros estadios a crecer y la refuerzan.
Además, han añadido un aditivo de arcillas para que absorban el agua de lluvia, la retengan y se la vayan aportando a la semilla para que germine y un disuasor de fauna, con diferentes productos, con el fin de que las semillas que caen del cielo no se conviertan en comida para los animales en el suelo.
Han comprobado que no funciona en todos los sitios igual porque si viene un año muy seco la germinación se reduce y hay que hacer refuerzos de semillado, pero también han visto que muchas de esas semillas se quedan en el terreno y aunque no germinen el primer año lo hacen el segundo.
Redacción (Agencias).