El yodo y su efecto en el Ártico

La presencia de yodo en la atmósfera es uno de los principales responsables de la destrucción de ozono en el Ártico, según informan los científicos que han participado en la misión Mosaic, la mayor investigación a esta zona del planeta que jamás se ha hecho.

Los investigadores que han intervenido son de diecinueve países diferentes y, además, han participado equipos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España. Las conclusiones han sido en la revista Nature Geoscience.

El yodo se sitúa como la segunda causa de destrucción del ozono superficial en la atmósfera del Ártico. Se sitúa por detrás de la propia destrucción del ozono mediante la acción de la luz.


Investigadores del Instituto de Química Física Rocasolano (IQFR-CSIC) se integraron en la misión Mosaic, y a bordo del rompehielos Polarsten, que quedó varado en el hielo del océano Ártico durante un año, y junto a un equipo de 600 científicos analizaron de forma rotativa los cambios ambientales relacionados con el calentamiento global.

El CSIC informa que la destrucción de ozona en la estratosfera se debe a actividades humanas. Los gases como los clorofluorocarbonos son sustancias químicas asociadas al uso de sistemas de refrigeración, espumas aislantes o aires acondicionados, entre otros, que debilitan el manto de la estratosfera, donde se concentra el 90 por ciento del ozono presente en la atmósfera.

No obstante, hay periodos cortos de tiempos en los que se han observado que la destrucción del ozono ha sido reducida al mínimo en los niveles troposféricos (que se encuentra entre los 0 y los 10 km sobre la superficie terrestre)

“Hasta ahora, se asumía que estos episodios de destrucción de ozono superficial eran causados principalmente por reacciones químicas de un único tipo de compuesto halógeno, el bromo, que se emite a la atmósfera desde la superficie de hielo de las regiones polares”, ha explicado Alfonso Saiz-López, investigador del IQFR-CSIC y uno de los coordinadores del estudio.

El yodo no se suele incluir en los modelos ambientales ya que existe una gran incertidumbre sobre su presencia en la atmósfera Ártica, algo que no ocurre con otro halógeno como el bromo.


Sin embargo, las observaciones realizadas en la expedición Mosaic durante 2020 revelaron la presencia de yodo en una amplía región del océano Ártico, hasta situarlo como la segunda causa de destrucción de ozono; una conclusión que pone en cuestión el paradigma establecido durante décadas sobre los causantes de la destrucción de ozono superficial en la región Ártica.

Redacción (Agencias)