Este 24 de septiembre se cumple el trigésimo primer aniversario del lanzamiento de un álbum que nunca tuvo la intención de cambiar el mundo. Sin embargo, este segundo disco de Nirvana resultó ser el responsable de que el rock alternativo chocase con el mainstream. Tampoco puede afirmarse que fuese todo un accidente, ya que Nirvana firmó con un sello importante para su lanzamiento.
Su carácter radica en la música estimulantemente cruda y en las canciones inquietantes. Los problemas personales de Kurt Cobain y su posterior suicidio profundizan las oscuras corrientes subterráneas, pero no importa cuánta angustia haya en Nevermind, es vigorizante porque exorciza a esos demonios a través de su evocador juego de palabras y gritos desgarradores. Además, el sonido de la banda tiene un poder tremendo y desenfrenado que trasciende el dolor, convirtiéndose en pura catarsis.
Todo esto es tan clave para el éxito del disco como la composición de canciones de Cobain y a que Krist Novoselic y Dave Grohl ayudaron a convertir esto en música apasionante, poderosa e incluso divertida (y, en realidad, no hay otra forma de caracterizar Territorial Pissings o la creciente Breed). En retrospectiva, Nevermind puede parecer demasiado modesto para su estatus mítico, es simplemente un gran disco de punk moderno, y aunque ya no parezca que cambia la vida, ciertamente afirma la vida, lo que puede ser mejor.
Redacción
Fotografía · (Getty Images)