Almacenar dióxido de carbono (CO2) bajo tierra puede llegar a ser una solución viable para mitigar el cambio climático. Una nueva investigación llevaba a cabo en el CSIC ha desarrollado una nueva tecnología para calcular los efectos de inyectar miles de millones de toneladas de CO2 bajo tierra durante millones de años.
El estudio, liderado por el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) y el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA CSIC-UIB), ha demostrado que existe un bajo riesgo de escape de este gas y que es una solución segura para mitigar el cambio climático
«El objetivo del almacenamiento del CO2 es tomar este gas de efecto invernadero de industrias con dificultades para reducir emisiones e inyectarlo a gran profundidad bajo tierra. Para que el gas permanezca en la profundidad debe inyectarse en rocas con alta permeabilidad y porosidad, como el gres», según ha explicado Iman Rahimzadeh Kivi, investigador del IDAEA-CSIC y primer autor del estudio.
«Sin embargo -puntualiza-, existe un riesgo de escape del gas, dado que el CO2 es menos denso que el agua salina que llena los poros a gran profundidad, por lo que puede salir hacia arriba y volver a filtrarse hacia la superficie».
Para calcular el riesgo de escape del CO2, los investigadores predijeron el flujo de gas en la superficie después de su inyección a 1.550 metros de profundidad, la habitual para almacenar el gas bajo tierra, utilizando modelos numéricos de transporte en dos escenarios diferentes.
«Nuestras predicciones muestran que, en el mejor escenario, cuando las propiedades de la roca subterránea permanecen intactas, el CO2 sólo subiría 200 metros después de un millón de años. En el peor escenario, cuando las rocas presentan un gran número de fracturas, el CO2 subiría 300 metros», ha asegurado el investigador del IMEDEA (CSIC-UIB) Víctor Vilarrasa.
«Esto quiere decir que incluso en el peor escenario posible, el CO2 se mantendría indefinidamente a 1.250 metros de profundidad durante millones de años«, ha recalcado Rahimzadeh Kivi.
Los autores subrayan que este estudio es relevante para aumentar la confianza en la seguridad del almacenamiento de CO2 bajo tierra, para conseguir la neutralidad de carbono y mitigar los efectos de la emergencia climática.
Redacción (Agencias)